Una original puesta en escena te hace viajar en el tiempo hasta la Madrid de los años 80, entre pinballs, videojuegos arcades, buena música y posters.
Por Redacción Slocum
Un paseo peatonal por La Latina te lleva a la puerta de Rockade (Calle del Almendro, 9 de Madrid).
El diseño de su logo te da la primera pista de lo que te puedes encontrar. Farolillos de colores y una barra caracterizan el espacio de bienvenida.
Coctelería de primera y una colección de whiskies son las primeras buenas impresiones.
Dos plantas de paredes de ladrillo pintados de negro y buena música crean la atmósfera perfecta para disfrutar de una travesía revival.
Bajando las escaleras te podrías encontrar perfectamente a Marty McFly, mientras escuchas a Elvis o a los Rolling Stones.
Y de pronto, la magia de las máquinas recreativas, los pinball y sus característicos dibujos; una sala, casi cueva, guarda dos sillones para hacer carreras de coches y los posters de películas míticas, como Cabaret o Ciudadano Kane, decoran las paredes.
Mesas pequeñas sobre alfombras persas y velas, completan una decoración sin du-da diferente y divertida; también cómoda.
Los camareros ¡súper majos!, enseguida te cuentan lo qué tienen en la carta o te animan a que te eches una partida de pinball, mientras te acompañan a tu mesa.
Una carta con 30 cervezas nacionales e internacionales, recorre territorios tan interesantes como Alhambra Amontillado (medio litro), Casimiro Trigo, Franziskaner Naturtrüb o Founders Centenial (entre 3, 5 y 8 euros), además, claro, de las lager, tostadas o Budweiser.
Buen ambiente, divertido y muy mezclado en edades y estilos. Todos pasándoselo genial en este local, que es bar, coctelería y restaurante, tan especial y distinto.
Para comer o cenar, una cocina muy sencilla: totopos con guacamole, perritos calientes, hummus con pan de pita, hamburguesas o tacos.
Y después, una copa. Toño, uno de los dueños, no te dejará salir sin que pruebes su gintonic de pomelo. La carta de cócteles y destilados es muy interesante. De los clásicos Cosmopolitan o mojito a las copas de autor.
Rockade es un buen lugar para quedar con los amigos y viajar en el tiempo o enterarte de la estética que Madrid tenía hace unos años. Además, cuenta con una sala para 16 personas que se puede reservar para celebraciones.
¡Ah! y no te olvides de llevar monedas en tus bolsillos para echarte unas partidas.
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