La increíble historia de una hazaña aparentemente imposible, que tuvo éxito gracias al perro Balto y a otros 150 huskies.
Por Joan Castañeda
Esta es la historia de una increíble hazaña ocurrida en el siglo pasado en Norte America y que tuvo éxito gracias a la inmensa valentía de unos hombres y de sus perros.
El 2 de febrero de 1925 se escribió un capitulo increíble en la historia de Alaska. Hablamos de una hazaña sin precedentes, que salvó de una epidemia a toda la población de la ciudad de Nome. Entre sus protagonistas, el famoso perro de trineo Balto, junto con Togo y otros 150 perros.
Pero, antes, demos un paso atrás: en enero de 1925, una epidemia de difteria amenazaba con arrasar la ciudad de Nome (Alaska), haciendo temer que su rápida propagación acabara con la vida de miles de personas si el medicamento antitoxina no llegaba a tiempo. Debido a la crudeza del invierno, la única forma de recibir el medicamento pasaba por hacer una larguísima carrera de relevos: 20 conductores de huskies siberianos se turnaron desde el 27 de enero en condiciones que rozaban la supervivencia, incluidas tormentas y vientos helados típicos de la zona en aquella época del año. El tiempo era escaso, no sólo para evitar la propagación de la epidemia a la ciudad de Nome, sino también porque con temperaturas tan bajas el suero antitoxina sólo duraría seis días. La heroica carrera de relevos de los 150 perros transportó la antitoxina por una ruta de 674 millas, desde Nenana hasta Nome, desafiando vendavales y vientos helados. El principal protagonista humano fue Leonhard Seppala, que había partido de Nome para interceptar la carrera de relevos que llegaba de Nanena y regresar a la ciudad en aquel momento en cuarentena.
Eligiendo una ruta más corta, pero mucho más arriesgada, consiguió acortar su parte del trayecto de 241 km a 146 km, disminuyendo considerablemente el tiempo necesario para completar la hazaña. Fue él quien cubrió la parte más larga del relevo.
En cambio, fue Gunnar Kaasen quien lo terminó, con un grupo de huskies liderada por Balto, uno de los perros de Seppala: aunque Seppala no tenía muy buena opinión de Balto (eligió al husky Togo como perro guía para su tracto), Balto se convirtió en un héroe y entró en el imaginario colectivo. Las 300.000 dosis de antitoxina llegaron a la ciudad norteamericana de Nome el 2 de febrero, tras un viaje de 127 horas y media: en total unos cinco días de travesía, frente a los 25 que normalmente se necesitaban para este trayecto. La hazaña, aparentemente imposible, ¡había tenido éxito! La población estaba a salvo. Los valientes perros y humanos que la llevaron a cabo, habían hecho historia.