El mar es el mejor de los balnearios.
Por Joana Cachoeira Machado
Una semana o incluso sólo un fin de semana para alejarse de la rutina diaria, mimarse con tratamientos de spa rejuvenecedores, sumergiéndose en la belleza de la naturaleza. No faltan opciones y siempre representa una elección muy saludable para nuestro cuerpo y alma.
A orillas de un río o en el lago, junto al mar o en la montaña, en la ciudad… hay muchas propuestas para dedicarse un poco de lo que se conoce como tiempo para uno mismo. Por supuesto, no tienes por qué estar sola… Un fin de semana largo con amigas o una escapada romántica con tu otra mitad son bienvenidos.
Después de todo, si es cierto que la rutina es cada vez más agitada y estresante, no es menos cierto que podemos aliviar estas presiones con tratamientos y rituales de SPA diseñados para hacernos sentir mejor.
Hay que decir, sin embargo, que a pesar de las muchas posibilidades, el mar sigue siendo la mejor opción. La célebre talasoterapia recupera todos los beneficios que puede aportar el mar: podemos disfrutar de ellos en la playa (y sin pagar).
Cuando nos relajamos en un centro de bienestar o spa, ¿qué hacemos exactamente? Nos relajamos en el agua de un jacuzzi, mimamos nuestra piel con un exfoliante, caminamos sobre los guijarros de un sendero Knupp o nos damos un buen masaje relajante. Cuando estamos junto al mar, la naturaleza pone todo esto a nuestra disposición. Veamos cómo podemos convertir nuestro día de playa en una auténtica experiencia de bienestar.
Puesto que su propio nombre recuerda las virtudes terapéuticas del agua de mar, para una perfecta sesión de talasoterapia nada mejor que recurrir al propio mar. Por supuesto, es necesario estar segura de que el agua está limpia para bañarse: para asegurarse, basta con consultar las tablas con los datos de los análisis que se realizan periódicamente en cada localidad y que suelen estar disponibles en los establecimientos de baño o en los centros de salud locales.
Los beneficios del agua de mar sobre la piel son numerosos: por ejemplo, gracias a la acción de las sales disueltas en ella, actúa sobre la piel, volviéndola más firme y tersa y reequilibrando sus capas superficiales, con un efecto terapéutico en muchas patologías dermatológicas. Además, las sales minerales arrastran el exceso de líquidos por ósmosis, contrarrestando su retención y favoreciendo su eliminación a través de la orina. El medio marino mejora el metabolismo: el agua de mar, con su temperatura más fría que la corporal, reactiva la circulación sanguínea, reduciendo aún más la retención de líquidos y, por tanto, la celulitis.
Caminar en el agua, con el agua llegando a las pantorrillas, representa un excelente masaje para las piernas, sobre todo en caso de hinchazón y fatiga: la única precaución en este caso es llevar un par de zapatos de goma, para proteger los pies de cualquier trampa escondida en la arena.
Respirar aire de mar significa liberar los pulmones y las vías respiratorias de la presencia y espesamiento de mucosidad. Las sales minerales presentes en el agua de mar, como el yodo, el cloruro de sodio, el calcio y el potasio, tienen un efecto positivo reconocido en muchas enfermedades respiratorias y alergias. Aunque ahora se sabe que la cantidad de yodo que se absorbe a través del aire es mínima, dar paseos diarios junto al mar tiene excelentes efectos sobre la salud general de adultos y niños.
Una de las actividades más populares en un balneario es remojarse en el jacuzzi. En la playa, basta con sentarse en la orilla y dejar que las olas acaricien las piernas al chocar contra la orilla.
Si, además de este refrescante masaje, disfrutamos de un baño de sol (tras habernos untado la piel con un filtro solar adecuado para evitar quemaduras), el beneficio es aún mayor: activamos la síntesis de vitamina D, útil para el bienestar de los huesos y para reforzar el sistema inmunitario.
Mientras disfrutamos del drenaje linfático que nos ofrecen las olas, podemos completar el tratamiento de belleza con un exfoliante natural: podemos frotar suavemente la piel con un puñado de arena, completando el masaje, reactivando la circulación subcutánea y eliminando al mismo tiempo las células muertas de la piel: nuestro bronceado será aún más radiante.
El exfoliante debe evitarse si tenemos la piel irritada por el sol. Si, por el contrario, apreciamos una estimulación plantar similar a la que se obtiene con el método Kneipp (que consiste en caminar descalzos sobre un lecho de guijarros en agua a diferentes temperaturas), un breve paseo por una playa de arena áspera y guijarrosa es suficiente para conseguir un efecto similar.