¿Qué produce la música en el cerebro? ¿Y si te dijéramos que puede llegar a convertirse en una «adicción»?
Por Mario Piovesani
¿Te has preguntado alguna vez qué produce la música en el cerebro? ¿Y si te dijéramos que, además de representar una privilegiada llave de acceso a los recuerdos, puede llegar a convertirse en una «adicción»? No hace falta ser músico, y tampoco tener un oído absoluto, para ser susceptible a esta adicción.
De hecho, parece que todos los seres humanos nacemos como seres fundamentalmente musicales: ya de bebés sabemos responder a la influencia de una melodía, del ritmo y de los distintos matices emocionales de la música.
Cuando escuchamos música, no sólo se activan las zonas del cerebro dedicadas a la audición, sino también otras relacionadas con las emociones, la memoria, el movimiento e incluso el placer.
Lo más sorprendente es que también se activa el circuito de la recompensa, el mismo que crea el fenómeno de la adicción y hace tan difícil dejar de consumir una sustancia. Gracias a su gran poder evocador, la música también se considera una poderosa herramienta mnemotécnica. El placer experimentado al escuchar música, modulado tanto por la transmisión dopaminérgica como por la sensibilidad de los participantes a la recompensa musical, puede aumentar el rendimiento de la memoria episódica, incluso con información no asociada directamente a la canción.