LOS LADRONES Y SU CLEPTOMANÍA SALVARON EL ANTIGUO EGIPTO

El sistema económico del antiguo Egipto tenía un error muy grande en sus cimientos. Hasta que no entraron en acción los ladrones.

Por Joan Castañeda


En el Egipto de los faraones ostentosos no existía el dinero como tal, y se utilizaba el trueque con oro y plata como moneda de cambio. El gran problema para la economía del lugar era la costumbre de enterrar a las personas más poderosas –faraones y sacerdotes– con gran cantidad de estos metales preciosos, que no se volvían a recuperar.

Se optaba por funerales rebosantes de oro, plata, y cualquier elemento que fuera realmente importante para llevarlo al más allá. No se escatimaba en gastos para esto: lo más lujoso, lo más costoso y los mejores tesoros del reino se empleaban para que los más poderosos pudieran disfrutarlos tras su muerte.

Estos rituales llevaron al país a la auténtica ruina al menos en dos ocasiones. Ocurriría de igual manera si en la actualidad tuviéramos por costumbre enterrar el dinero –que es nuestra moneda de cambio– de la gente más adinerada cuando muere: no habría economía en el mundo capaz de resistirlo, y caeríamos en una crisis inevitable.

Sin embargo, unos pocos salvaron la situación a la que Egipto estaba condenada, haciendo que el país volviera a cobrar la importancia que tenía en ese momento, devolviendo a la circulación el oro y la plata perdida en los funerales de las personalidades de la época. Esos pocos fueron los ladrones de tumbas, cometiendo uno de los crímenes más perseguidos del momento fueron, en la sombra, los salvadores de la economía y de la sociedad de Egipto.


Un ladrón es un financista impaciente.
-RAFAEL BARRETT-

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