Eco-innovación, diseño para la sostenibilidad o diseño sostenible: Existen muchas formas diferentes para definir el concepto de eco-diseño.
Por Camilla Ludavisi
Eco-innovación; diseño para la sostenibilidad o diseño sostenible: detrás de estos términos se esconde una nueva forma de concebir cualquier producto. La Comisión Europea define el eco-diseño como «la integración sistemática de los aspectos medioambientales en el diseño de un producto con el fin de mejorar su comportamiento medioambiental a lo largo de todo su ciclo de vida» (Dir. 98/2008/CE).
Desde un punto de vista conceptual, el eco-diseño se caracteriza por tres aspectos centrales: se refiere al diseño de productos, tiene por objeto reducir el impacto ambiental de estos productos y tiene en cuenta todo su ciclo de vida.
Hoy en día -en el ya sustancial léxico de la sostenibilidad- el concepto de eco-diseño está flanqueado por otros similares. Por ejemplo, existe la eco-innovación, que tiene un perímetro más amplio que el abarcado por el eco-diseño e incluye, además de la innovación medioambiental de productos, la innovación de modelos empresariales para reducir el impacto medioambiental global de las actividades económicas.
La transición de modelos de un solo uso a modelos basados en el uso de productos duraderos y reutilizables, la transición de la venta de un producto a la venta de un servicio según el modelo Paas (producto como servicio), son ejemplos eficaces de innovación de modelos de negocio que pueden ayudar a reducir considerablemente el consumo de materias primas y energía a lo largo de la cadena de valor.
Aún más amplio es el concepto que transmiten expresiones como diseño para la sostenibilidad o diseño sostenible, que abarcan consideraciones medioambientales, sociales y económicas. Sin embargo, a veces se tiende a utilizar el adjetivo «sostenible» para referirse a productos, servicios, procesos u organizaciones que presentan mejoras reales o supuestas de su comportamiento medioambiental en comparación con la situación actual.
La sostenibilidad es una característica de los sistemas (económicos, físicos, naturales, sociales…), no de los productos o procesos, y depende en gran medida de la variable temporal.
El eco-diseño y la eco-innovación pueden contribuir sin duda a reducir el impacto ambiental de la producción y el consumo de bienes y servicios, pero esta contribución incremental, en muchos casos erosionada o anulada por el aumento de la producción industrial y/o el consumo, no permite calificar un bien o servicio de sostenible.
Reconducir el desarrollo por la senda de la sostenibilidad significa reducir la presión antropogénica sobre los sistemas naturales dentro del espacio operativo seguro delimitado por los límites físicos de los sistemas naturales, antes de que sea demasiado tarde.
Hacer las cosas un poco mejor no significa ser sostenible. Sin referencia a los límites físicos de los sistemas naturales y al tiempo disponible para evitar consecuencias irreversibles sobre el clima y el medio ambiente, la sostenibilidad se convierte en un concepto abstracto.
Si se observan los datos desde una perspectiva histórica, la fuerte correlación entre el crecimiento del PIB, el consumo de recursos y las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial, muestra claramente cómo la innovación tecnológica en términos medioambientales de productos y procesos ha sido incapaz hasta ahora de garantizar esa disociación absoluta entre crecimiento económico, consumo de recursos e impacto medioambiental que ha sido el principal objetivo de las políticas medioambientales europeas en los últimos 20 años.