Regálate unos momentos a la altura de lo que mereces. Sea como sea, nadie mejor que tu encontrará la forma correcta de brindarte bienestar.
Por Valentina Cicconelli
Las vacaciones pueden ser disfrutadas de diferentes formas. Hay quien ama descubrir nuevos lugares, explorar, disfrutar de la cultura y de la buena gastronomía, hacer deportes y ponerse en forma, probar nuevas experiencias, divertirse como sea y saltar de fiesta en fiesta. O, sencillamente, desconectar de la rutina y relajarse, para recargar las pilas y disfrutar de la dulce ociosidad que unas buenas vacaciones pueden brindar.
Para quienes deciden aprovechar de sus vacaciones para abrazar el relax y el descanso, el foco está en conseguir un estado de bienestar, físico y mental, que permita aclarar las ideas y recargar las pilas de la mejor manera.
La primera definición oficial del término Bienestar o Wellness es de 1948 y la dio la Organización Mundial de la Sanidad: «Estado de completo bienestar físico, psicológico, social y no simplemente la ausencia de enfermedad».
El bienestar físico se consigue a través de unos hábitos que ayudan a alcanzar un estado satisfactorio de percepción de la vida. La actividad física y una alimentación equilibrada son fundamentales. Pero también lo es el estado psicológico.
Algunas recomendaciones pueden ser de gran ayuda. Lo primero: en la medida de lo posible, procura desconectar de la tecnología. La vida moderna está sujeta a constantes cambios en los ritmos de vida, tanto en lo que se refiere al trabajo como en todo lo que concierne las actividades extra laborales. En particular, con el auge irrefrenable de los teléfonos móviles, los individuos tienden a permanecer muchas horas “enganchados” a la tecnología. Todo esto ha llevado al ser humano moderno a cambiar significativamente su estilo de vida y sus biorritmos. Exactamente una semana sin tecnología, inmersos en la naturaleza, es suficiente para resetear el reloj biológico, y reavivar la agilidad mental.
Segunda recomendación: meditar. La meditación te mantendrá saludable, te ayudará a prevenir enfermedades, te hará más feliz y mejorará tu desempeño en prácticamente cualquier tarea, ya sea física o mental. La práctica de ciertas técnicas meditativas, como la visualización, tiene la capacidad de llevarnos a un estado mental positivo, mientras que la práctica de la respiración consciente, utilizada durante la meditación, ayuda a equilibrar el sistema nervioso y a manejar mejor los pensamientos recurrentes. Esto sucede porque, al meditar, aprendemos a desvincularnos de la relación que establecemos con nuestros pensamientos y emociones, generando así claridad mental y una mayor capacidad para identificar nuestras cualidades ocultas.
Todos conocemos la expresión: «Mens sana in Corpore sano», literalmente «mente sana en un cuerpo sano». Esta célebre cita remarca precisamente a que tanto el cuerpo como la mente tienen la misma importancia, y que no se debe descuidar la salud de ninguno de los dos.
En esencia, para alcanzar plenamente la salud mental, es necesaria también la salud física… y viceversa.
Al dedicarnos a la meditación con cierta constancia, adquiriremos una mayor claridad mental, y desarrollaremos la capacidad de mantener bajo control aquellas condiciones emocionales que afectan a nuestro cuerpo. En fin: cuidar nuestra mente puede representar un método muy efectivo para disminuir y eventualmente eliminar las manifestaciones físicas del estrés.
La meditación también ayuda a facilitar las relaciones. Nos guste o no, la forma en que tratamos a los demás, está dictada por nuestras emociones y por lo que sucede en nuestra mente.
Si estamos constantemente nerviosos o enojados porque las cosas no salen como queremos, podríamos caer en el error de terminar descargando toda esa tensión en las personas más cercanas a nosotros.
Cuando una actitud de este tipo se convierte en parte de la vida diaria de un individuo, las relaciones con quienes le rodean se comprometen. El riesgo es provocar daño y acabar encontrarnos solos y aislados.
Honestamente, ¿quién quiere pasar tiempo, ya sea en casa o en el trabajo, con una persona nerviosa, enojada, negativa, que a menudo juzga a los demás y no hace más que quejarse?
Asimismo, estar disfrutar de la compañía de una persona sonriente, amable, y comprensiva marca la diferencia en el mundo.
Lo positivo es que, a través de la meditación, es posible cultivar estas cualidades, con el magnífico resultado de que, en consecuencia, las relaciones con los demás, así como con nosotros mismos, también cambian.
Muchos estudios han acabado demostrando que meditar tan solo 20 minutos al día a lo largo de dos semanas, es suficiente para que las personas empiecen a experimentar los beneficios de esta practica. La meditación te mantendrá saludable, te ayudará a prevenir enfermedades, te hará más feliz y mejorará tu desempeño en prácticamente cualquier tarea, ya sea física o mental.
Otra recomendación: camina, camina y camina. Si estas entrenada, corre. Si lo estás, pero no tanto, trota… y alterna un par de minutos de corsa a unos minutos andando y, poco a poco, ve mejorando tu estado de forma y resistencia. Sin prisas se llega más lejos, no lo olvides. Y si tu estado de forma no te permite trotar o correr, camina. Caminar es una forma mucho más sencilla para mejorar tu estado de forma.
¡Cuidado con los medicamentos! Las altas temperaturas típicas de este periodo pueden alterar el principio activo. Antes de partir, comprueba cuidadosamente los productos. Y si tienes obligación de tomar medicamentos, habla con tu medico. Nadie mejor que un especialista sabrá darte la indicación más adecuada. Es muy importante, para no decir fundamental, contar siempre con la opinión de un profesional. Si notas cambios en el aspecto, el color, el olor, la consistencia y la homogeneidad de un medicamento, debes ir a la farmacia y comprar otros nuevos. Esto también se aplica a las cremas solares, imprescindibles en esta época del año para evitar quemaduras solares y problemas graves para nuestra piel.
En vacaciones, es fácil cometer algunos errores y, por ejemplo, beber demasiado alcohol. Recuerda que la dosis de alcohol recomendada por los expertos es de 20-40 gramos para los hombres y de 10-20 gramos para las mujeres. Un vaso de vino (125 ml), una lata de cerveza (330 ml) o un chupito de licor (40 ml) contienen la misma cantidad de alcohol, unos 12 gramos. En cambio, para fumar no hay dosis «correcta»: incluso un cigarrillo es peligroso para la salud. Unas buenas vacaciones (junto al mar o en la montaña, con familiares o amigos) son un buen momento para intentar dejar los malos hábitos.
Acuérdate de descansar y recargar las pilas. Fiestas, cenas, salidas con amigos… en vacaciones es muy fácil trasnochar. Está bien divertirse, pero es mejor no pasarse. No existe una «dosis» estándar, pero la mayoría de la gente necesita entre 7 y 8 horas de sueño por noche para mantener un estilo de vida saludable. Y esta regla debe aplicarse también en verano.
Aliméntate de forma sana. El verano trae frutas y hortalizas repletas de vitaminas que aportarán mucha salud a nuestro estado físico y anímico. Somos lo que comemos, no lo olvides jamás. Y aprovecha de los productos de temporada para recargarte con las vitaminas que tu cuerpo tanto agradecerá. Recuerda que las hortalizas y la fruta siempre deben abundar en tu mesa. Y no dejes de tomar mucha agua e infusiones frescas.
Date un buen chapuzón refrescante y disfruta del sol en una playa hermosa. Aunque se trate de pocos días, solamente de un fin de semana, verás cuanto y como esa escapada te ayudará a recargar las pilas. Desconectar de la rutina con un par de días de playa te permitirá volver a la rutina mucho más fresca y cargada de optimismo. Y lo mismo se puede decir de una escapada en el monte o de una escapada a una ciudad que nunca has visitado antes. Nuevos lugares, nuevas caras, culturas, monumentos, museos… Lo importante es desconectar de la rutina y de tus lugares de todos los días.
Y por ultimo, céntrate en ti. Regálate unos momentos a la altura de lo que mereces.
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