Cualquier deporte tiene la capacidad de mostrarnos y enseñarnos conductas útiles para el crecimiento personal, nos permite convertirnos en mejores personas y en un valor añadido importante para toda la sociedad.
Por Joana Cachoeira Machado
La práctica del deporte contribuye a definir nuestro estilo de vida: son múltiples los factores que nos llevan a practicar las disciplinas deportivas: Mejorar el estado de salud general y el deseo de mantenerse en forma no obstante el paso del tiempo, la necesidad de distraerse de la agitada vida cotidiana y del estrés que pueda generar, el espíritu de competición, las ganas de divertirse… Pero, por encima de todo, el deporte representa un modelo de valores. Los valores son convicciones muy profundas y fuertes que determinan nuestras acciones, pero también afectan a nuestras amistades y relaciones. Los valores se transmiten tanto por el contexto que nos rodea (familia, escuela, trabajo), como por las relaciones que establecemos, por nuestros intereses y pasiones, y por la práctica del deporte.
El deporte tiene la capacidad de mostrarnos y enseñarnos conductas útiles para el crecimiento personal. Los principales valores educativos que se derivan de la práctica deportiva son:
– Respeto
– Colaboración
– Superación
– Integración y sentido de pertenencia
– Competición
– Emoción
– Disciplina y constancia
– Compromiso y sacrificio
– Motivación
– Autoestima
– Ética
Respeto
Se trata de uno de los valores fundamentales que sustentan el deporte y la vida. El respeto es una actitud que favorece las relaciones interpersonales.
Respetarnos a nosotros mismos es quizás la primera forma de respeto a tener en cuenta: el deporte nos ayuda a comprender nuestras necesidades y a aceptar nuestros límites.
Una práctica deportiva adecuada también nos enseña a respetar a nuestros compañeros de equipo y a nuestro entrenador, y por último, pero no por ello menos importante, a respetar a nuestros adversarios.
Colaboración
Formar parte de un grupo, de un equipo, permite a los niños y a los adolescentes compartir las reglas del juego, las emociones y las frustraciones, y ayuda a crear una entidad única, el «team», en el que el «yo» aprende a dejar espacio al «nosotros».
Formar parte de un grupo desarrolla aspectos emocionales importantes, de carácter y sociales.
Resultado
Ganar y perder forman parte del deporte; son dos momentos fundamentales en el crecimiento de un joven. Aprender a saber perder significa aceptar y comprender los propios límites, los propios errores, desarrollar la capacidad de cuestionarse y mejorar sin rendirse. Ganar, en cambio, genera autoestima, ganas de continuar, mayor determinación y recompensa el esfuerzo y el compromiso del entrenamiento.
Integración y pertenencia
El deporte difunde el principio de igualdad, al dirigirse a todos sin distinción, independientemente de la etnia, cultura, religión y origen.
La práctica del deporte tiene la capacidad de implicar al grupo de forma natural y sin prejuicios, estimulando el crecimiento del individuo; convirtiéndose así en un vehículo de socialización. Principalmente en los juegos de grupo, facilita la integración y estimula el diálogo intercultural, dando lugar a la fraternidad deportiva.
Sano espíritu de competición
Muy a menudo, la competitividad puede convertirse en un enemigo del deporte sano.
La competición es sana cuando se realiza con el objetivo de mejorar el propio rendimiento, teniendo siempre presente que llegar a ser el mejor no es el objetivo principal de un deporte. El árbitro, presente en muchos deportes, tiene la misión de supervisar y verificar que la actividad deportiva se desarrolle correctamente, con el fin de garantizar una competición sana.
Emoción
El deporte es emoción. La práctica del deporte y las emociones que genera, como la alegría, la felicidad, la ira, la tristeza y el miedo, son capaces de hacer que uno se comprenda a sí mismo y que quien lo practica se sienta vivo. Las emociones desempeñan un papel fundamental en la motivación y en el resultado de la competición, influyendo en el rendimiento y en los logros. El deporte ayuda a gestionar esas emociones y a conocerlas, controlándolas para que no afecten a nuestro rendimiento, tanto en el juego como en la vida.
Disciplina y perseverancia
La disciplina enseña el valor del trabajo duro; el deportista debe esforzarse para mejorar y alcanzar todo su potencial. El entrenador desempeña un papel fundamental, ya que debe saber motivar a su equipo, hacer cumplir los horarios de entrenamiento, garantizar la puntualidad de los encuentros, fomentar el respeto de las reglas del juego, inculcar un espíritu positivo y fructífero, y adquirir la capacidad de centrarse en los objetivos.
El entrenador actúa sobre la personalidad del atleta, permitiéndole adquirir habilidades organizativas mediante el establecimiento de prioridades en la vida, la capacidad de respetar las normas sociales, el control de sus propios impulsos y de las consecuencias derivadas de ellos.
Compromiso y sacrificio
El compromiso en el deporte significa utilizar todas las fuerzas para alcanzar un objetivo. Alcanzar un resultado, como cruzar una línea de meta, sumar el mayor número de puntos en una competición, ser el más rápido, sólo puede lograrse mediante la perseverancia y la dedicación. El deporte enseña el valor del sacrificio y la renuncia a favor de la pasión del deporte.
Motivación
La motivación se entiende como el impulso a actuar, promulgando un comportamiento orientado a un objetivo. Para estar motivado, uno debe ser capaz de identificar su objetivo y definir los pasos necesarios para alcanzarlo. Una vez identificado el objetivo hacia el que dirigir su acción, deberá decidir su intensidad, es decir, el esfuerzo y el compromiso que desea emplear. Los pasos a dar y el como darlos. La motivación puede verse incrementada por la necesidad de autorrealización del deportista, es decir, la necesidad de desafiar sus propios límites, de comprometerse en tareas difíciles y de alcanzar la excelencia.
Autoestima
La autoestima es un aspecto estrechamente relacionado con la personalidad, es un factor clave en el deporte, que permite transformar el potencial de cada atleta en un mejor rendimiento hacia metas cada vez más ambiciosas. La autoestima se define como la conciencia de las propias capacidades, la creencia de que se está a la altura de la tarea que se realiza o del objetivo que se quiere alcanzar. Cuando el deportista tiene una fuerte percepción de sí mismo, la voluntad de alcanzar metas nuevas y más ambiciosas se hará mucho más fuerte, centrándose en sus puntos fuertes con una perspectiva optimista.
Ética y Fair Play
La ética está relacionada con las actitudes mentales y el comportamiento personal. La ética deportiva es un concepto basado en un comportamiento de equidad y respeto, aunque no esté recogido en reglas escritas. Un verdadero deportista debe enseñar a un alumno las técnicas y tácticas para ganar una competición. Pero, sobre todo, debe educarle para ser justo, inculcándole el concepto de que el adversario no es el enemigo, sino un deportista que se esfuerza por conseguir un resultado. El juego limpio no es una regla escrita, sino un comportamiento éticamente correcto que debe adoptarse en la práctica de las distintas disciplinas deportivas. El juego limpio significa respetar las reglas y al adversario, aceptar y reconocer los propios límites, saber que los resultados deportivos obtenidos están vinculados al esfuerzo realizado, promover valores tan importantes en la vida como en el deporte, como la amistad, el espíritu de equipo y el respeto a los demás.
Los diez conceptos fundamentales del Fair Play son los siguientes:
- Hacer de cada encuentro deportivo, independientemente de lo que esté en juego y de la importancia de la competición, un momento privilegiado, una especie de celebración;
- Ajustarse a las reglas y al espíritu del deporte practicado;
- Respetar a mis adversarios como a mí mismo;
- Aceptar las decisiones de los árbitros o jueces deportivos, sabiendo que, como yo, tienen derecho a cometer errores, pero haciendo todo lo posible para no cometerlos;
- Evitar la mala educación y la agresividad en mis actos, palabras o escritos;
- No utilizar el artificio o el engaño para alcanzar el éxito;
- Seguir siendo digno, tanto de la victoria como de la derrota;
- Ayudar a todos con mi presencia, experiencia y comprensión;
- Rescatar a todo deportista lesionado o cuya vida esté en peligro;
- Ser un verdadero embajador del deporte, ayudando a hacer cumplir los principios anteriores a mi alrededor.
Los valores del deporte permiten convertirse en mejor persona y en un valor positivo para la sociedad.