El trastorno de ansiedad social es bastante común en la población española y es por ello que en este artículo hablaremos de qué es, cuáles son sus síntomas, posibles orígenes y sobre todo y lo más importante, de qué manera se puede hacer frente y cómo gestionar este trastorno.
Por David Ruiz Díaz
Empecemos definiendo qué es el trastorno de ansiedad social. Este trastorno conlleva el sentir un miedo y/o ansiedad intensa que se producen por sentirse juzgado/a, sentirse observado/a y/o exponerse delante de personas. Esto normalmente ocurre en situaciones sociales como mantener una conversación, en comidas, a la hora de compartir tiempo de forma presencial con otros individuos, etc.
Ahora bien, el sentir cierta incomodidad no es condición suficiente para presentar todo el cuadro del trastorno. Es por ello que a continuación se expondrán los criterios diagnósticos para ayudarte a identificar si padeces este trastorno o menos.
El DSM-5, que es el manual de diagnóstico más utilizado por psicólogos y psiquiatras para identificar trastornos, comenta que deben de darse al unísono los siguientes síntomas:
A. Miedo o ansiedad intensa en una o más situaciones sociales en las que el individuo está expuesto al posible examen por parte de otras personas. Algunos ejemplos son las interacciones sociales, ser observado y actuar delante de otras personas;
B. El individuo tiene miedo de actuar de cierta manera o de mostrar síntomas de ansiedad que se valoren negativamente (es decir, que lo humillen o avergüencen; que se traduzca en rechazo o que ofenda a otras personas);
C. Las situaciones sociales casi siempre provocan miedo o ansiedad;
D. Las situaciones sociales se evitan o resisten con miedo o ansiedad intensa;
E. El miedo o la ansiedad son desproporcionados a la amenaza real planteada por la situación social y al contexto sociocultural;
F. El miedo, la ansiedad o la evitación es persistente, y dura típicamente seis o más meses.
Esta lista refleja los principales síntomas y deben de darse durante mínimo seis meses seguidos. Es decir, con que se cumpla solamente uno de estos sintomas, la persona no padece dicho trastorno.
Por lo tanto, recuerda que el síntoma no hace el trastorno, ya que cada trastorno necesita un conjunto de síntomas dentro de una temporalidad.
A modo de comentario, también los niños y los adolescentes pueden padecer este trastorno. Los síntomas son parecidos a aquellos mencionados anteriormente.
También es importante comentar que el no tener todos estos síntomas a la vez, no significa que no necesites ayuda. Sentir ya solo uno de estos síntomas mencionados anteriormente ya es motivo más que suficiente para acudir a un profesional, ya que aun estás a tiempo de que tu problemática no vaya a más y, si recibes ayuda a tiempo, sin duda los tiempos del proceso terapéutico irán más rápido. No dejes que tu ansiedad y tus miedos se apoderen de ti y ponle freno lo antes posible.
Ya definido este trastorno y expuesto sus síntomas, toca hablar de qué manera se llega a padecer este tipo de ansiedad.
Para que una persona sienta terror y una gran ansiedad ante exponerse en eventos sociales, se dan dos condiciones. La primera es que durante la infancia, el niño o la niña fue expuesto a constantes menosprecios y no se sintió validado por lo que es y por lo que hacia. De esta manera, la persona interioriza que es objeto siempre de burla y de crítica. Esto puede darse ya sea porque el niño/a sufrió acoso escolar, acoso entre iguales, tener unos padres o tutores legales bastante exigentes o demasiado críticos, entre otros. Todas estas experiencias constantes hacen mella en la persona, haciéndola cada vez más hiper-vigilante y llevándole a interiorizar que las personas “le pueden hacer daño”. Junto a eso, aparece la segunda condición y es que la situación social que genera ansiedad a la persona es parecida a aquellas experiencias traumáticas que la persona sufrió durante la infancia. Al parecerse, el cerebro avisa al individuo que tenga cuidado, que puede volverse a dar aquella experiencia tan dolorosa que ya ocurrió. En función del trauma se deriva en uno o en diferentes escenarios sociales.
Con lo cual, en función de la historia que tenga la persona, se manifiesta una determinada forma de síntomas.
Por último, se abordará de que manera se puede revertir esta ansiedad y miedo. Antes que nada, es recalcar que de una sintomatología como el trastorno de ansiedad social es muy complicado salir una/o sola/o, ya que a la mínima la intensidad de la ansiedad suele aparecer en forma importante, con lo que se necesita algo más que simplemente “echarle valor”.
Es por ello que el primer paso, el más importante, para poder salir de esta situación es reconocer el problema y buscar ayuda.
Lo bueno de los tiempos actuales es que existe la terapia online (yo hago también esta modalidad y da los mismo buenos resultados que la terapia presencial) y, para las personas con este tipo de ansiedad, les viene muy bien conectar online, ya que les brinda la posibilidad de estar seguros en su propia casa y que, poco a poco, sepan gestionar su ansiedad. Para luego, poder interaccionar con personas de una forma cómoda y llevar una vida normal.
Dicho esto, el camino para poder gestionar esta ansiedad es entender e interiorizar dos cosas, que resultan clave. Aceptar y entender que tu miedo es sano y está bien tenerlo, porque te avisa de aquellas cosas que son peligrosas (en su momento lo fueron, porque hubo gente que te dañó y simplemente tu cuerpo te prepara para ello). Sin embargo, y aquí viene la segunda clave, no todo el mundo va a dañarte. Y si lo hacen, sin lugar a dudas, ahora podrás defenderte y poner tus límites, porque ahora tienes las herramientas suficientes de las cuales de niño/a no disponías.
En medida que estas dos claves se vayan asimilando, la persona podrá gestionar esa ansiedad y, poco a poco, poder enfrentar de una forma mucho mejor las diferentes situaciones sociales.
David Ruiz Díaz es psicólogo colegiado M-34973
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