ELON MUSK: EL VISIONARIO DEL SIGLO XXI

La increíble historia del número uno de la innovación y hombre más rico de todos los tiempos.

Por Alex Boomer Parker


Muchas veces, las características de los grandes innovadores emergen desde su más tierna edad. Elon Musk no es una excepción a esta regla. Para entender la psicología de este visionario, debemos remontarnos a sus raíces familiares, y en particular a su abuelo: Josh Norman Haldeman.
Haldeman, un hombre con espíritu de explorador, dejó los Estados Unidos de América a mediados del siglo XX, para ir a Sudáfrica en busca de fortuna y de nuevos estímulos. Tal y como había hecho en América, Haldeman siguió alimentando su pasión por el vuelo y, en particular, construyó un avión con el que sobrevoló las zonas inexploradas del país.
El abuelo de Elon murió a la edad de 72 años en un accidente durante un aterrizaje.

La vida de Elon Musk comienza en Sudáfrica. Era muy joven cuando murió su abuelo, pero las historias familiares de los negocios de su abuelo alimentaron su imaginación durante su infancia y su adolescencia.

La aventura y la exploración, junto con la pasión por la ciencia y las primeras experiencias con los primeros personal computers de la historia, caracterizaron los años de formación de Elon Musk.

Según los testimonios de la familia, Elon siempre tuvo una increíble capacidad de concentración: de niño podía pasar de 8 a 10 horas al día leyendo todo tipo de libros.
Los fines de semana incluso podía leer dos libros al día.
Y cuando Elon razonaba y hablaba sobre cosas que amaba como en el caso de los viajes espaciales, la codificación y la ciencia, era como si lo hubieran secuestrado, como si estuviera entrando en trance.

Su primer personal computer fue el Commodor VIC-20, con el que terminó todos los ejercicios propuestos en el manual en tan solo tres días.

Incluso en 1984, cuando solo tenía 14 años, publicó en una revista especializada un programa de videojuegos que había inventado, bajo el título de “Blastar”. El código lo vendió por $ 500.
Desafortunadamente, su carácter y sus experiencias juveniles tuvieron un inconveniente: su increíble habilidad ciertamente no pasó desapercibida en un entorno tan a menudo despiadado como el de la escuela. Como muchos estudiantes brillantes, el joven Elon fue intimidado en varias ocasiones. Elon Musk, en esos años, tuvo que experimentar también la separación de sus padres y los problemas de incompatibilidad de carácter con el padre, que al parecer maltrató tanto a él como a sus hermanos.

Podemos entender que Elon Musk no tuvo una adolescencia muy fácil. Quizás fue precisamente esto, lo que acentuó más a su ambición, a sus ganas de demostrar lo que valía y a su deseo de rescatarse. Pero también contaron las ganas de complacer aquel espíritu de aventura y exploración presente en sus genes a los 17, cuando Elon se muda solo a Canadá.

Finalmente, en 1992 a la edad de 21 años, se trasladó definitivamente a los Estados Unidos, donde se matriculó en la facultad de Física y Economía de la Universidad de Pennsylvania, una de las 8 universidades más prestigiosas del país.

Después de graduarse en Física y Economía en 1995, Elon comenzó un doctorado en Física aplicada y Ciencia de los materiales en la Universidad de Stanford, pero se retiró solamente después de dos días, para empezar su carrera como emprendedor.

En aquella época, en la Silicon Valley, Elon tuvo sus primeras experiencias laborales. Y durante una de estas experiencias, el joven talento dio a luz su primera idea de negocio.

En esos años, los servicios y las web nacían en todos los rincones de la Silicon Valley. Las oportunidades de negocio eran infinitas para aquellos que disponían de un mínimo de valentía y de un poco de conocimientos informáticos. Fue entonces cuando, con muchas dificultades y sin fondos para financiar la idea, nació ZIP2.COM. Y enseguida comenzó a crecer.

En 1996, después de un año de actividad, ZIP2.COM ingresó en un fondo de inversión, con 3 millones de dólares. Con el dinero llegaron los programadores profesionales y, como suele ocurrir, también comenzaron las diatribas en la vida empresarial de Elon. Algo inevitable, contando además con que Elon Musk, desde siempre, no tiene fama de ser una persona tranquila. Se comenta que a menudo es gruñón y dominante y, al menos al comienzo de su carrera empresarial, tuvo serios problemas para relacionarse y trabajar en equipo.

En 1999, 5 años después de su fundación, ZIP2.COM fue comprado por una empresa de informática por 340 millones de dólares. Esta venta supuso 15 millones para Kimbal (el hermano de Elon) y 22 millones para él.

Al haber vivido algo de experiencia en el sector bancario al comienzo de su carrera, particularmente en el Bank of New Scotia, Musk entendió lo poco que la clase ejecutiva de los bancos había aprendido acerca de la importancia de lo digital, y de la revolución que se estaba produciendo en la web.

En 1999, cuando su primera empresa estaba a punto de venderse, fundó su segunda startup, bajo el nombre de X.COM: una startup financiera.
Para establecer su marca y hacerse conocer entre los emprendedores de la Silicon Valley, Musk compró un automóvil deportivo: el McLaren F1, valorado en un millón de dólares. Musk llamó a la prensa para asistir a este evento especial: el costoso “unpackaging” de un joven brillante, mostrando su nuevo auto y su hermosa novia.

Podemos imaginar cuántas dificultades deben superarse para persuadir a los bancos y a los clientes, para que adopten un nuevo revolucionario sistema. En noviembre de 1999, el equipo de desarrollo de la empresa ya había creado uno de los primeros bancos online de la historia. Eso llevó a Elon Musk a trabajar incluso 20/22 horas al día en esos días.

Más de 200.000 personas se inscribieron en el nuevo servicio de Elon Musk en los primeros dos meses. Un año después, en marzo de 2000, su empresa se fusionó con dos startup, dando lugar a lo que pasaría a la historia con el nombre de PAYPAL.

También en el caso de PAYPAL, Musk y el resto de la empresa entraron en colisión varias veces: en 1984 fue derrocado como CEO a través de un autentico «golpe», mientras celebraba su boda y la luna de miel con su esposa.
Aceptó sabiamente la situación: comprendió que la empresa estaba a punto de ganar un capital enorme con el que podía hacer grandes cosas. Y que el momento requería aceptar la decisión para que todo fluyera hacía el logro del resultado.
En 2002, llegó una oferta que llevaba meses en el aire: eBay, que en ese momento facturaba 240 millones al año, ofreció 1.500 millones de dólares. Con esta venta, Elon ganó 250 millones. Tenía solo 31 años.

Fue entonces, cuando Musk supo transformar su podio en un verdadero trampolín, para saltar más alto y más lejos aun: en 1995, fundó la tercera startup, SPACE EXPLORATION TECHNOLOGIES, conocida por la mayoría como SpaceX, convirtiéndose en uno de los emprendedores más famosos de Estados Unidos. Y del mundo. Elon Musk había triunfado.

Después de las tensiones vividas en la Silicon Valley, Elon decidió mudarse a Los Ángeles: esta elección no fue una coincidencia, ya que la ciudad de Los Ángeles, históricamente, siempre ha estado volcada con la investigación y con el desarrollo de los sistemas aeroespaciales.

Como de costumbre, Musk reunió a su alrededor a los mejores talentos en ese campo, en particular a Tom Mueller, quien se convertirá en el líder del proyecto de muchos de los vuelos espaciales de la compañía.

Una vez más, se invirtió mucho dinero: unos 100 millones de dólares.
La empresa comenzó con un enfoque al puro “estilo Musk”: desde abajo, algo que represente una novedad, nacido de la cultura digital, y que sea ágil.
La fábrica tenía escritorios dispersos aquí y allá para que los científicos, los informáticos y los diseñadores pudieran estar al lado de los soldadores y de los operarios.

Musk había vuelto a tener una gran visión: no solo la carrera por el espacio era un área que no había sido ensalzada por la cultura estadounidense durante años, sino que los vuelos espaciales eran muy caros: a principios de siglo, enviar 250 kg a la órbita costaba unos 30 millones de dólares. Con el primer cohete producido por la compañía SpaceX, Musk prometió transportar 635 kg al espacio con menos de 7 millones. ¡Estamos hablando de reducir los gastos unas 10 veces!

Mientras el proyecto Falcon 1 veía la luz, la compañía de Elon abrió un segundo proyecto: el Falcon 5. Este cohete contaba con 5 motores y fue diseñado y pensado para transportar enormes cargas a la órbita terrestre: unas cuatro toneladas (4000 kg). Y la empresa había identificado a su primer cliente objetivo: la NASA.

El 24 de marzo de 2006, el Falcon 1 estaba listo para ser lanzado al espacio desde la vegetación hawaiana. Los primeros segundos de vuelo fueron perfectos, pero luego el Falcon 1 comenzó a girar y, pocos instantes después, explotó.

Un año después de aquel primer accidente, tuvo lugar un segundo lanzamiento, en el que el Falcón, una vez agotado todo el combustible, cayó al suelo y obviamente explotó. Otro golpe duro para Musk, que gastó todo el dinero que le habían adelantado sus inversores. Su amada puesta en marcha espacial estaba en peligro de fracasar: a lo sumo, había «gasolina» para otro intento.

Musk mantuvo la cabeza fría: nunca comunicó al equipo y al mercado la sensación de pánico que estaba sintiendo; pero, en lugar de enfocar las fuerzas y las energías en el objetivo principal (poner su primer cohete en órbita), pidió al equipo de ingeniería que comenzara el diseño de un tercer cohete: el Falcon 9, esta vez con un motor 9.

Finalmente, el 28 de septiembre de 2008, el Falcon 1 estaba nuevamente listo para despegar. La empresa estaba en juego en ese único lanzamiento. Musk pasó las horas previas en Disneyland con su hermano. Llegó a la sala de control solo unos momentos antes de que el cohete pusiera en marcha sus motores.
Esta vez todo salió bien: el Falcon 1 de SpaceX se convirtió en el primer cohete financiado con fondos privados en alcanzar con éxito la órbita terrestre. Un éxito planetario.

En aquellos meses, Musk y sus colaboradores firmaron un contrato millonario, por valor de unos 300 millones de dólares, con la NASA, por el Falcon 9 y por 12 lanzamientos más hacia la Estación Espacial Internacional.
SpaceX ya no era solamente una idea audaz en la cabeza de un visionario loco, sino que se había convertido en la primera empresa aeroespacial privada en la historia de los Estados Unidos. Una empresa que todavía asombra y que consigue cautivar a millones de personas durante los lanzamientos de sus cohetes.

Volvamos un poco atrás en el tiempo. Estamos en 2003. Elon Musk contribuye al nacimiento de otra empresa revolucionaria: Tesla.
Elon Musk conoció a J.B. Straubel, un gran experto y apasionado diseñador de coches eléctricos y baterías recargables, especialmente de iones de litio.
En 2003, nace una nueva empresa que se basó en la idea de producir potentes coches eléctricos, los mejores, y los más bonitos. El nombre de la empresa, Tesla, se decidió para recordar al celebre físico de finales del siglo XIX, quien revolucionó el mundo de la electricidad con sus invenciones extraordinarias.

En 2003, la empresa Tesla estaba buscando inversores, por lo que Musk invirtió 6,5 millones de dólares en el proyecto, convirtiéndose inmediatamente en el mayor accionista y presidente de la empresa. Como sucedió en SpaceX, Elon dio al equipo de trabajo un ritmo impresionante, con una visión cada vez más ambiciosa acerca de los proyectos y de los productos que la empresa acabaría vendiendo.

Entre finales de 2004 y principios de 2005, un equipo de unos 20 técnicos diseñó y construyó el primer prototipo de un coche totalmente eléctrico, el Roadster.
Un coche muy rápido, y especialmente bonito, exactamente lo contrario de la idea que la gente tenía de los coches eléctricos en esos años: extraños y feos.
En el lanzamiento de su primer automóvil, Musk declaró: “Hasta ahora, todos los coches eléctricos daban asco”.
Su Roadster se convirtió enseguida en un “status symbol”. Los que podían permitírselo, presumían de un coche llamativo, estéticamente impresionante, y de alta calidad, a la vez que podían presumir de ser individuos preocupados y sensibilizados con los temas referentes a la contaminación y al respeto del medio ambiente. Al fin y al cabo, las razones por las cuales una idea sostenible acaba teniendo difusión y éxito, no son lo más importante. Lo importante es que acaben teniendo difusión y éxito.

El empresario de origen sudafricano invirtió otros 13 millones de dólares en Tesla, lo que permitió a la empresa crecer, desarrollar e industrializar todos sus productos.
¿El precio del Roadster? 90.000 dólares. ¿Su autonomía? 400 km. Los genios digitales de la Silicon Valley se volvieron locos por ese coche. Todos querían un Tesla.
Entre los primeros compradores se encontraban también los fundadores de Google.

Musk y su empresa se enfrentaron al desafío de construir un coche de gran calidad, para el mercado masivo, que fuera rentable. En medio de mucha controversia, en 2007 Tesla tenía más de 200 empleados y una situación financiera muy difícil. Entre 2008 y marzo de 2012, Tesla vendió más de 2250 Roadsters en 31 países diferentes. En 2008, cuando la empresa cumplió 5 años, Elon Musk fue nombrado Director ejecutivo.
En 2010, Tesla y Toyota anunciaron una partnership para trabajar en el desarrollo de vehículos eléctricos. Toyota iba a invertir 50 millones de dólares y Tesla prometió 42 millones de dólares comprando parte de la fábrica de Toyota en 2012.

En 2015, Tesla logró unas ventas del Model S de alrededor de 100.000 unidades. Con el último producto, el Model 3, presentado en marzo de 2016, Tesla recibió 325.000 reservas en la semana siguiente al lanzamiento. Gracias también a estas cifras, en 2017, Tesla superó por primera vez a Ford y a General Motors en cuanto a capitalización accionaria, y se convirtió en la empresa automovilística estadounidense más valiosa. Unos resultados deslumbrantes.

En los últimos años, Elon Musk ha lanzado otras ideas y empresas visionarias, siempre en la frontera entre la locura y la visión empresarial:
– Hyperloop, empresa que está construyendo un tren que viaja a una velocidad de 1000 km por hora, en un tubo de vacío, que actualmente se encuentra en construcción en varias partes del mundo;
– Boring Test Tunnel, una empresa que cava hoyos para que los coches viajen de una parte de la ciudad a otra trepando sobre patines automáticos;
– Neuralink, una startup que permitirá conectar los cerebros de los seres humanos con los ordenadores, para almacenar y consultar información, y para aumentar la inteligencia de la Humanidad;
– OpenAI, una plataforma de inteligencia artificial de código abierto, ya ampliamente utilizada en entornos académicos y de investigación;
Todas estas son, según Musk, actividades muy serias; lo que ya supone de por sí una garantía de éxito.
Otras han sido autenticas provocaciones, como el incomprensible lanzallamas lanzado al mercado entre finales de 2017 y principios de 2018. Sin embargo, incluso en aquella ocasión, algo que comenzó como una broma, acabó vendiendo unas 10.000 unidades, y recaudando 5 millones de dólares en ingresos.

Finalmente, en febrero de 2018, Musk barajó las cartas en una ingeniosa operación de comunicación: su empresa SpaceX, durante el vuelo inaugural de su Falcon, lanzó al espacio el auto Tesla Roaster que, aún hoy, viaja por el cosmos con el sonido de la maravillosa canción “Space Oddity” de David Bowie, disparada por la radio del coche, y un maniquí sentado en el asiento, con el traje espacial de la marca SpaceX.

Elon Musk, quien hace pocos meses se ha autonombrado emperador de Marte, ha prometido que a través de SpaceX los seres humanos pronto colonizarán el planeta rojo. En este momento, Elon Musk es el hombre más rico del mundo. Y, según estimaciones realizadas por la edición americana de la revista Forbes, es el más rico de la historia.

Aquí seguidas, algunas de las frases más celebres de Elon Musk:

“Solo ha habido alrededor de media docena de eventos verdaderamente importantes en los 4 mil millones de años de historia de la vida en la Tierra, incluida la vida unicelular, la vida multicelular, la diferenciación animal, el movimiento de animales del agua a la tierra y el desarrollo de la conciencia. El próximo gran momento será cuando la vida se vuelva multi-planetaria”.

“Si te levantas por la mañana y piensas que el futuro será mejor, es un día brillante. De lo contrario, no lo es”.

“Tus ideas no te harán rico ni famoso. Serán tu arduo trabajo y tus habilidades lo que lo harán”.

«Lo más valioso que puedes hacer es cometer un error: no aprenderás nada de ser perfecto».

«Es mejor llegar tarde con un buen producto, que llegar temprano con uno malo».

«La vida es demasiado corta para rencores a largo plazo».

«Si pudiéramos convertirnos en una especie multi-planetaria, reduciríamos la posibilidad de que un solo evento, natural o causado por nosotros, pueda acabar con nuestra civilización, como sucedió con los dinosaurios».

«El futuro sería mucho más emocionante si pudiéramos viajar en el espacio y movernos de un planeta a otro».

“Mi ambición es hacer cosas útiles. En el sentido de que tengan un valor para la sociedad. Creo que es un deber intentar crear un futuro mejor».

“En nuestra empresa solemos definir a Apple como el cementerio de Tesla. Si no puedes hacerlo en Tesla, vete a trabajar para Apple. No estoy bromeando.»

“La intención fundamental de Tesla, o al menos mi principal motivación, fue acelerar el auge de la energía sostenible. Fue por eso, que hice que las patentes fueran accesibles para todos. El cambio climático es la mayor amenaza para la humanidad en este siglo, después de la inteligencia artificial».

Si quieres leer otros artículos dedicados a Curiosidades y Aventuras Humanas,  publicados por Slocum, pincha AQUÍ.

Ilustración: Kike García


 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *