LOS TRES CONCEPTOS FUNDAMENTALES DE LA SOSTENIBILIDAD: REDUCIR, REUTILIZAR Y RECICLAR

Sostenibilidad es una palabra muy utilizada últimamente.
¿Qué significa realmente? ¿Cómo podemos saber si lo que hacemos es perjudicial para el medio ambiente o menos? ¿Sobre la base de qué principios una acción es mejor que otra? ¿Cómo podemos tomar la mejor decisión en lo cotidiano?

Por Camilla Ludavisi


Existen tres conceptos que resultan muy útiles a la hora de analizar nuestros comportamientos y entender mejor cómo actuar, para vivir una vida más sustentable:
reducir, reutilizar y reciclar.

Todo lo que hacemos, y todos los materiales que usamos para hacer cualquier cosa, nos los proporciona la naturaleza.
Por lo tanto, si queremos seguir viviendo en este planeta, debemos respetar el medioambiente. Se trata de nuestra única fuente de sustento, y por lo tanto dependemos de el.

La sostenibilidad es un estilo de vida, no una moda pasajera que cambia con las estaciones. Por eso debe reflejarse en cada una de nuestras acciones e, incluso antes, en nuestra forma de pensar.
En la sociedad actual, sin embargo, tendemos a querer todo de inmediato, pero la sostenibilidad es exactamente lo contrario.
De las elecciones que tomamos hoy, veremos los resultados mañana.
Parece extraño, porque hoy en día la mayoría de las actividades económicas se basan en la explotación de los recursos naturales, por lo que ser sostenible se ve como un freno al crecimiento.
El desarrollo sostenible apoya el crecimiento de la sociedad en armonía con la naturaleza, sin explotarla, sino permitiendo que siga apoyándonos en el futuro.

Reducir, reutilizar y reciclar, se convierten en tres conceptos fundamentales a la hora de auspiciar en un futuro posible para el genero humano y para muchas otras de las especies que habitan el planeta.

Hoy vivimos en una sociedad de consumo en la que, a menudo, la cantidad resulta más tentadora e importante que la calidad. Y la mayoría de las veces es sinónimo de éxito.
Sin embargo, aunque contar con algunas comodidades es realmente útil y puede traer una mejora notable en nuestra vida, muchas veces se convierte en la causa de nuestros problemas.
Por ejemplo, pensemos en un tema muy discutido: la agricultura intensiva.
Comer carne, en sí mismo, no es malo ni dañino para nuestra salud y el medio ambiente, pero solo si se consume en las cantidades adecuadas.
Hoy, sin embargo, estamos acostumbrados a tener mucha carne siempre disponible, a cualquier hora del día, en los mostradores de los supermercados.
Todo eso supone un gran problema. De hecho, para producirla, los pequeños criadores locales no son suficientes, sino que es necesario crear estructuras adecuadas para una alta producción en poco tiempo.
Par mantener viva esta producción es imprescindible la agricultura intensiva, dañina para los animales, el medio ambiente y para nosotros.
Muchas veces, el problema no es una cosa en sí, sino su exceso.
Esta idea también es la base del minimalismo. Un estilo de vida que se basa en vivir prescindiendo de todas las cosas extra que no necesitamos realmente.
El fenómeno explotó recientemente en Estados Unidos, pero luego se extendió de forma rápida por todo el mundo.

También el concepto de reutilizar es algo muy importante. De hecho, hoy en día, la mentalidad más extendida es “si se rompe compra otro” y la de “desechable”.
El segundo en particular comenzó a desarrollarse a mediados del siglo XX, coincidiendo con la invención del plástico, gracias al cual fue posible crear los primeros objetos desechables: botellas, bolsas, instrumental médico, etc.
Resulta bastante instintivo pensar que algo roto automáticamente debe desecharse.
Imaginemos de cuántos componentes está hecho un electrodoméstico. A menudo, cuando se estropea, solo uno o unos pocos dejan de funcionar. Por tanto, bastaría con sustituirlos, y el aparato volvería a funcionar como si fuera nuevo.
Aun así, muchas veces esto no sucede y se acaba desechando, junto con todos los demás componentes que aún son funcionales, que podrían haberse reutilizado.
¿Por qué pasa esto? Las razones principales son principalmente tres.
La primera es el dinero: a veces una reparación puede costar mucho más que comprar un producto nuevo, como por ejemplo en el caso de los teléfonos móviles. La segunda es el tiempo: hoy todo el mundo tiene prisa y no tiene tiempo para detenerse y pensar en cómo arreglar algo, por lo que recomprarlo resulta la solución más rápida. La tercera es el esfuerzo: reparar un objeto requiere esfuerzo y compromiso. Tanto para comprender el problema como para encontrar la solución.
Es obvio que una persona que no es un profesional, no puede desarmar una lavadora rota para extraer las piezas que aún están funcionando. Sin embargo, a través de este ejemplo, podemos pensar en que siempre se debe evaluar la hipótesis de reparar algo, antes de decidir tirarlo y realizar una nueva compra.

La mentalidad del “comprar algo nuevo sí o sí” es la principal causa de la acumulación de residuos en el medio ambiente. De hecho, aunque puede que hayan supuesto una revolución, sobre todo desde el punto de vista higiénico, los artículos desechables también deben hacernos pensar en cómo desecharlos.
Obviamente esto no sucede. O, mejor dicho, creemos que hemos solucionado el problema porque tal vez tiramos la botella de plástico en el contenedor diferenciado del plástico, contribuyendo a una recogida por separado.
Pero, lo cierto es que, más allá de que el plástico es indestructible y por lo tanto se acumula, hemos introducido más residuos en el medio ambiente, que muy bien podrían haberse evitado, mediante el uso de productos reutilizables como, en este caso, una botella de agua.

Por último, hablamos del tercer concepto: el reciclaje.
Reciclar es una de las actividades más imaginativas y creativas que existen, y no es casualidad que se haya acuñado la expresión «arte de reciclar».
Como concepto es muy parecido al de reutilización, pero en este caso, utilizaremos la palabra transform.
Reciclar significa partir de un objeto y transformarlo en algo totalmente diferente. Tanto en forma como en uso. Aquí un par de ejemplos prácticos: las baterías están formadas en parte por botellas de plástico recicladas; las redes de pesca (generalmente de nailon) a menudo se reciclan para producir ropa sintética.

En consecuencia, la ventaja del reciclaje es que se puede utilizar como solución para la eliminación de residuos acumulados en el medio ambiente, que luego podrían transformarse en algo útil.

En fin, la sostenibilidad es un estilo de vida y consiste en poder adoptar hoy un modelo de desarrollo que permita a las generaciones futuras hacer lo mismo.
El respeto por la naturaleza está implícito, ya que todo lo que tenemos proviene de ella. Sin embargo, al tratarse de un estilo de vida, requiere que cada uno de nosotros tome las decisiones correctas.

Por último, si todavía no lo has leído, te recomendamos leer este otro artículo dedicado a sostenibilidad: Un estilo de vida sostenible.


Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha.
-VICTOR HUGO-

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