A partir de este mes de octubre, los franceses pueden beneficiarse del «bonus réparation», una subvención que se ofrece a quienes deciden reparar una prenda en lugar que tirarla.
Por Camilla Ludavisi
Hablamos de una propuesta que nace de la voluntad de luchar contra el despilfarro y, en consecuencia, de luchar contra la enorme contaminación producida por la industria textil. A partir de este mes octubre, los franceses pueden beneficiarse del «bonus réparation», una subvención que se ofrece a quienes deciden reparar una prenda en lugar que tirarla. La idea del gobierno francés podría abrir un camino a seguir por otros gobiernos, para luchar contra un fenómeno siempre más preocupante, referente al consumo en el ámbito del textil.
Según la ministra de Transición Ecológica, Bérangère Couillard, cada año los franceses tiran 700.000 prendas y dos tercios de ellas acaban en los vertederos. Mientras tanto, se producen avalanchas de ropa nueva en el mercado francés: hasta 3,3 entre prendas de vestir, calzado y ropa interior sólo en 2022, informa la organización Refashion.
En resumen, se trata sin duda alguna de un círculo vicioso ligado al consumo: la ropa se destruye y no se recicla, mientras que aquella nueva se produce a un ritmo incesante.
No se trata sólo de un problema ligado a Francia. Un artículo del Parlamento Europeo de 2020 calcula que, de media, un ciudadano de la UE consume 26 kg de productos textiles al año y tira 11 kg. Casi 9 de cada 10 prendas desechadas acaban incineradas o en vertederos; por lo tanto, con un margen de reutilización muy escaso.
Para combatir este fenómeno que genera tanta contaminación, el Gobierno francés ha ideado una bonificación, a través de un fondo de 154 millones de euros. Este dinero se traducirá en deducciones sobre el coste de los remiendos de 6 a 25 euros, según el tipo de reparación, disponibles en los comercios afiliados. De 7 euros para remendar el tacón de un zapato, a 20 euros para arreglar el forro de una prenda.
La esperanza del Gobierno francés es que la bonificación represente un incentivo suficiente para los consumidores y, al mismo tiempo, una forma de apoyar a los trabajadores del sector que se dedican a la reparación. Ojalá más países decidan abrazar ideas como esta, para luchar contra el despilfarro que genera el sector del textil en lo que se refiere el consumo excesivo y todas las nefastas consecuencias para el planeta que eso genera.