La elegancia y el estilo representan unos conceptos que han evolucionado con el tiempo y que han reflejado cambios culturales y sociales en cada época.
Por Zoe Magdalena Galán
Elegancia y estilo: dos conceptos que a menudo se utilizan de manera intercambiable, pero que poseen significados y matices distintos. La elegancia se refiere a la gracia y la sencillez en la apariencia y en el comportamiento; es una forma de belleza que no busca llamar la atención de manera ostentosa. Algo que para muchos es innato, un saber estar, una determinada sensibilidad, cierta energía y educación en las formas, en intuir los momentos e interpretar bien lo que sucede en un determinado contesto.
Por otro lado, el estilo es la expresión individual de la identidad a través de la vestimenta y la presentación personal, lo que permite a una persona destacar entre la multitud. Según Coco Chanel, «La moda pasa, el estilo permanece», una frase que encapsula la esencia de lo que significa tener estilo en un mundo en constante cambio.
En las últimas décadas, tanto la elegancia como el estilo han experimentado una notable evolución. En la década de 1920, la moda era un reflejo de liberación y modernidad, con figuras icónicas como Chanel y su famoso «vestido negro», que rompió los moldes de la vestimenta femenina de la época.
Durante los años 50 y 60, la elegancia se asoció con el glamour de Hollywood, donde actrices como Audrey Hepburn y Grace Kelly, o actores como Cary Grant o Gary Cooper, definieron un nuevo estándar de refinamiento.
Sin embargo, la llegada de los movimientos contraculturales en los años 70 y 80 trajo consigo un cambio radical en la percepción del estilo. La moda se volvió más inclusiva y diversa, permitiendo la expresión personal en formas que antes no eran aceptadas. «La moda no es algo que solo existe en los vestidos. La moda es en el cielo, en la calle, tiene que ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo», decía Gianni Versace, enfatizando que el estilo es un reflejo de la cultura contemporánea. El diseñador no reflejo precisamente elegancia, pero sí un determinado estilo, en contraposición con Giorgio Armani, rey indiscutible de la elegancia, todavía en nuestros tiempos.
Desde entonces, el concepto de elegancia ha continuado transformándose. Hoy en día, la elegancia no se limita a los trajes de gala y la alta costura; también incluye la capacidad de mezclar y combinar piezas de diferentes estilos y orígenes. La diversidad en la moda ha permitido que la elegancia asuma nuevas formas, como lo demuestra el auge de las marcas de moda sostenible y la creciente aceptación de estilos no convencionales.
Las modelos internacionales y las personas más refinadas pertenecientes al fashion system, saben mejor que nadie mezclar la pieza exclusiva o más elegante con prendas más desenfadas, igual encontradas en algún mercadillo o en alguna tienda vintage, creando de esa forma un estilo maravilloso, repleto de encanto, con aire internacional y cosmopolita.
Un punto interesante que surge en esta discusión es el papel de la transgresión en la moda. A menudo, un pequeño acto de rebeldía o la decisión de romper con lo convencional puede añadir un toque especial a la elegancia y el estilo de una persona. Como dijo el diseñador Yves Saint Laurent, «La moda es una forma de expresión; a veces, es un grito de guerra».
Este tipo de transgresión puede ser tan simple como combinar prendas inesperadas o incorporar elementos de diferentes culturas en un solo atuendo. En un hombre, el cabello algo despeinado, una camisa fuera de un pantalón, una camisa ligeramente desgastada, pueden aportar un toque de personalidad maravilloso. Eso sí, sin perder una base de orden esencial y sin caer jamás en la dejadez. Un pequeño toque de rebeldía, un detalle, un ligero toque bohemio que aporta personalidad.
Este enfoque bohemio no solo aporta un encanto único, sino que también refleja la pluralidad de identidades en la sociedad moderna. Ya no se trata solo de seguir reglas estrictas de moda; se trata de expresar quiénes somos y cómo nos sentimos en el mundo. Un toque de originalidad puede marcar la diferencia, y a menudo, es esa chispa de individualidad la que deja una impresión duradera. Personajes como Jean Paul Belmondo o Alain Delon, para citar solamente dos, han sido embajadores de este estilo único.
Al final del día, lo más importante es que cada uno encuentre su propio camino para expresar su elegancia y estilo, con coherencia hacia la sensibilidad y el espíritu que nos define como individuos.
Entre los representantes más icónicos de la elegancia, encontramos nombres como Gianni Agenlli. El celebre magnate italiano supo como nadie romper pequeñas reglas para crear un estilo único. ¿Qué define el encanto de un hombre? ¿Qué lo hace icónico? ¿La belleza, la elegancia, la educación? O quizá esa rara síntesis de tantos elementos, tan compleja de lograr que muy pocos hombres la han conseguido. Que si las mujeres con encanto no son muchas, el equivalente masculino es aún más raro de encontrar, más raro de cultivar, único de celebrar. Gianni Agnelli supo encarnar al hombre estiloso y elegante y reunir a todas estas características como pocos otros. Protagonista durante décadas de las crónicas financieras y sociales, es recordado por muchos por los tics de llevar el reloj sobre el puño de la camisa o las botas Tod’s incluso con el traje de noche.
Único.
Si hablamos de estilo refinado, de gusto, de ironía que desmitificaba todo, algo raro y precioso que aporta estilo y personalidad, entran en el mito de la elegancia también nombres como John Fitzgerald Kennedy, Sean Connery (nadie supo llevar el kilt como él), o el rebelde Steve McQueen, o el “deportivo” Newman y el intelectual Redford. Todos ellos en la cima del ranking de los hombres más elegantes de la historia.
En la actualidad, destacan nombres como Adrien Brody, George Clooney y Brad Pitt. Estilo, ironía, elegancia en el atuendo y en las formas. Y un toque desenfadado que aporta mucho estilo.
En lo que concierne a las mujeres, destacan Coco Chanel, Audrey Hepburn, Jackie Kennedy, Grace Kelly. Todas ellas han sabido vestirse del aura de la elegancia. Y su estilo permanece intacto. Autenticas referentes, cuya elegancia es inmortal.
En la actualidad, destaca la elegancia de Amal Alamuddin Clooney, aquella de Angelina Jolie, de Cathe Blanchett. O aquella maravillosa de Rania de Jordania. Y para seguir con el listado, no podemos olvidarnos de la Reina Leticia, de Charlize Theron y de Mozah Bint Nasser Al-Missned. Aunque se trata solamente de unos pocos ejemplos, ya que el listado podría ampliarse bastante.
Hay muchas variaciones de elegancia y estilo. Y se basan en interpretaciones, versiones, declinaciones. Y cada una de ellas posee su propia fuerza y capacidad para asombrarnos y conquistarnos. Todo comienza con una cierta sensibilidad y educación. Ese es el punto de partida.
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