Entrevista en exclusiva para Slocum a Lara Dibildos.
Por Nacho Figueroa
Nacida en Madrid e hija de la actriz y presentadora Laura Valenzuela y del productor de cine José Luis Dibildos, la actividad profesional de Lara se ha centrado principalmente en teatro y televisión. En televisión, tuvo gran proyección pública en su debut “Mañanas de primera” (1996) de Televisión Española y posteriormente en Telecinco con el programa “Día a Día” (1999-2001) de María Teresa Campos. Triunfó en televisión con otros programas, como “Verano 3” de Antena 3, “Te damos la mañana” de 13TV, “Inocente” de Televisión Española y “Gente Maravillosa”.
Su gran pasión es el teatro, y ha protagonizado numerosas obras como “La tía de Carlos” (2001), “Vidas privadas” (2003), “El médico a palos” (2009), “Brujas” (2010), “Diez negritos” (2014), y actualmente “Hongos” y “No más besos”.
Presentamos la entrevista concedida a Slocum por esta gran actriz de teatro.
—SLOCUM: Tienes una carrera artística y profesional de unos 25 años en activo, ¿cuál es tu secreto para, desde que empezaste a finales de los 90, seguir al pie del cañón?
—LARA DIBILDOS: Empecé en televisión, pero no estaba planificado. Teniendo los padres que tengo era un poco complicado porque se me exigía mucho por ser “hija de”. En ese momento el teatro fue mi escapatoria porque era un mundo donde mis padres no habían hecho nada. El teatro llegó por casualidad, quise coger ese tren y pude labrarme una carrera desde abajo.
—SLOCUM: ¿Se te exigió mucho en ese momento por tener los padres que tienes?
—LARA DIBILDOS: Sí, sobre todo en televisión me exigían casi ser mi madre, y es imposible. Mi madre, Laura Valenzuela, había llegado a lo más alto en la televisión. El consejo que me dieron ellos fue trabajar mucho y muy duro, demostrar que valía para ello y, sobre todo, tener paciencia. Con esos consejos he llegado hasta el día de hoy.
—S: Actriz de teatro, presentadora de televisión, business woman… ¿qué es lo que más te gusta hacer o lo que más disfrutas haciendo?
—L: Teatro es lo que más he hecho. La televisión es donde empecé, estuve en dos programas en directo durante mucho tiempo y aprendí muchísimo, y cuando vuelvo a la televisión soy muy feliz. La vida me ha llevado al teatro y me gusta muchísimo. Además puedo compaginarlo, a veces hago incursiones en televisión, cine o series. Ahora mismo amo el teatro.
—S: Con el gran bagaje actoral que tienes, seguro hay alguna anécdota curiosa sobre las tablas en teatro. ¿Recuerdas alguna especialmente?
—L: Imagínate todo lo que me ha pasado en veinticinco años (risas). Absolutamente me ha pasado de todo. Yo veo fatal, y estaba en medio de una representación en teatro, me tropecé con algo y al ir a caerme me agarró un compañero. No me llegué a caer, pero se me salió una lentilla. Ellos vieron lo que me estaba pasando, y la función acabó consistiendo en encontrar mi lentilla cuando algún compañero se ponía delante… Ese día hubo dos funciones: la que vio el público y la nuestra, que era intentar encontrar mi lentilla entre todos. Nunca llegué a encontrarla, pero conseguimos terminar la función… Menos mal (risas).
—S: Televisión Española, Antena 3, Telecinco y las cadenas de televisión más importantes a nivel nacional. ¿Qué recuerdos guardas de aquella época?
—L: Uno de los recuerdos más bonitos es cuando trabajé en Telecinco con María Teresa Campos en “Día a día”. Ahí me volví una chica todoterreno. Aprendí muchísimo porque lo hacía todo yo: cuando hacía reportajes yo los escribía, pedía las cámaras, los grababa, los realizaba yo, luego los editaba con el editor que había, después venía la entrevista con personajes famosos… Era mucho trabajo. Recuerdo aquella época corriendo constantemente por los pasillos de Telecinco con una cinta, menos mal que era joven (risas). Nunca llegaba a tiempo, y tenía que enfrentarme a María Teresa que era directora del programa; ella era muy exigente tanto consigo misma como con los demás.
—S: ¿Alguna anécdota que recuerdas especialmente sobre tu experiencia en la televisión?
—L: Hay muchas porque yo trabajaba en directo, y ahí no hay ni trampa ni cartón. Si te metes en un jardín, tienes que salir como puedas, no se puede cortar. En parte es como el teatro. Recuerdo muchos días en los que me llamaba mi madre y me decía que había salido sin maquillar. Yo respondía que no me había dado tiempo, estaba corriendo por todos sitios… Otros días salía sin peinar, ahí sí que mi madre me echaba la bronca. Pero bueno, con veinte y pocos años me lo podía permitir (risas).
—S: Ahora eres Diana en “Hongos”, la comedia que protagonizas en la Gran Vía, y Callie en “No más besos” en el Teatro Lara. ¿Te gusta actuar en comedia o prefieres otros géneros?
—L: Ahora tengo la grandísima suerte y soy muy afortunada de estar en “Hongos”, que es una comedia divertidísima que ha escrito el adaptador de “Toc, toc” y de “La cena de los idiotas”, el nivel entonces es maravilloso. A la vez, tengo la gran suerte de estar en el Teatro Lara haciendo “No más besos”, que es una función absolutamente maravillosa que no es comedia comercial, sino que tiene muchísimos toques de humor pero es una obra muy emocionante. Me encanta actuar en lo que sea, y ahora tengo las dos opciones: en “Hongos” voy a volverme loca, a que el público se ría y a disfrutar. En “No más besos” me subo a una montaña rusa de sentimientos, me abro en canal y doy toda la verdad.
—S: “Hongos” es una comedia que gira en torno a una infidelidad, y que plantea las siguientes preguntas: “¿Es justo pagarle a quien nos hace daño con la misma moneda?” “¿Justifica, una violenta traición, una violenta venganza?”.
—L: No es una violenta venganza, me espanta esa palabra porque tiene una connotación muy negativa. No hay violencia para nada, sólo ingenio y humor. Respecto a la infidelidad te iba a decir “me lo ha contado una amiga”, pero no (risas). Todos hemos sufrido alguna infidelidad, ¿a quién no le han puesto los cuernos alguna vez? A mí sí, ¡lo confieso! Llegar a tanto como llega Diana en “Hongos” es algo quizá un poco surrealista y en clave de humor. Al final el rencor y la venganza no llevan a ningún lado.
—S: ¿Cuál es tu opinión personal sobre el tema que trata “Hongos”?
—L: Cuando algo no te hace feliz es mejor pasar página cuanto antes, ser feliz y mirar hacia el futuro. Mandarle a esa persona mucho amor y mucha luz, pero lejos. Y tú empezar a reconstruirte poco a poco. La violencia no lleva a ningún sitio.
Lo bonito de esta obra es que es una venganza entre comillas, después de tanta comedia y tanta locura he aprendido mucho de Diana. No llegaría hasta donde llega ella, pero me ha dado ideas (risas). Al final toda la situación pega un giro que nadie se espera y hay un momento de verdad en el que comprendes a Diana porque no está loca, sólo es una mujer dolida.
—S: Tu compañero en “Hongos” César Lucendo es otro gran actor de teatro. Si le tuvieras aquí, ¿qué le dirías?
—L: No sabría si hablarle como compañero, como productor o como director. Lo hace todo. Con él llevo trabajando cinco años y nos compenetramos muy bien, sé lo que necesita en cada escena. Los ensayos son duros con él, porque tiene mucha energía y te exige para que saques lo mejor de ti, pero controla la comedia a la perfección. Es lo mejor que me ha pasado, porque todo ese trabajo en los ensayos se refleja en la obra, y funciona.
—S: Miriam Vázquez trabaja contigo en “No más besos”. ¿Qué le dirías a ella?
—L: Es la productora y además ha hecho la traducción y adaptación de esta obra que ha sido un éxito en Broadway durante años. Además, es la coprotagonista conmigo y tiene 28 años. Sólo puedo decir que olé nuestra juventud que tenemos ahora, con esas ganas, con ese talento y con esa valentía. Yo con veintiocho años no me hubiera atrevido a hacer lo que ahora está haciendo ella. Lucha por esta profesión, ama esta profesión y además la saca adelante. Para mí ha sido uno de mis mayores descubrimientos.
—S: ¿Por qué los lectores de Slocum deben acercarse a la Gran Vía a ver “Hongos”?
—L: Nunca había estrenado en la Gran Vía, y para mí ha sido espectacular. Verte en esas pantallas tan grandes es una mezcla de emoción y vergüenza a la vez, pero es maravilloso. Venir a este teatro es venir a desconectar durante hora y veinte de todos los problemas que tenemos en casa, reírte, pasarlo bien y disfrutar. Tiene todos los ingredientes para pasarlo bien, porque la risa es la mejor medicina para el alma.
—S: ¿Y al Teatro Lara a ver “No más besos”?
—L: Es maravillosa porque no sólo tiene un mensaje, llega desde el más importante que es el no a la violencia y el sí a la libertad individual de cada uno, de quién quiere enamorarse sea de tu sexo o no. Mientras no hagas daño a nadie, puedes elegir tu vida como quieras. Es la historia de una mujer heterosexual que vive en Nueva York y de repente se enamora de otra mujer, es una historia de amor con mucha comedia mezclado con algo trágico que ocurre en la obra, algo que desgraciadamente sigue pasando hoy en día. Pero además, el personaje que hago yo (Callie) vive acomodado y se deja llevar por la vida, no toma grandes decisiones y no es valiente. Llega una chica como Sara (Miriam Vázquez) con su juventud, con ganas de comerse Nueva York y el mundo, y te ayuda a ver que la vida es muy corta y debemos arriesgarnos. Si no sientes, te pierdes la vida, y nunca es tarde.
—S: ¿Qué nos depara Lara Dibildos de cara al futuro? Algo que nos puedas adelantar…
—L: Yo sólo quiero trabajar porque lo hemos pasado muy mal con toda la pandemia. En mi profesión es imposible teletrabajar, y han sido muchos meses. Cuando comenzó la pandemia estaba inmersa en mi primera producción y la tuve que dejar en un cajón, y aun no ha dado tiempo a sacarla. Éramos ocho actores en esa obra y hasta que nos recuperemos de verdad no podremos sacarla, aún no salen los números. Ahora mismo sólo quiero trabajar, y espero que en el futuro podáis seguir entrevistándome para contaros otros proyectos.
—S: Nos encanta verte en teatro porque tienes una fuerza inmensa, ¿volverás a la que fue tu casa, la televisión? ¿Tienes alguna propuesta?
—L: Eso no tengo que pensarlo yo, pero ojalá. Es una propuesta que me encantaría. Tendría que ver dónde, si es un programa de humor o coloquios… no sé dónde me gustaría estar. Pero sí tengo claro dónde no estaría: en el mundo del corazón. Hay que valer mucho para ese mundo, y yo no valgo. Ni quiero valer. No podría hablar de mis amigos, y no me gusta que opinen de mi vida como para opinar yo de las de los demás… Y si no los conozco, menos todavía. Hoy en día es lo que más hay. Me encantaría volver a la televisión, sobre todo a formatos de humor que es lo que me gusta. Pero ahora tampoco hay mucha variedad. Pero si llega, fenomenal. Si no, aquí sigo muy contenta.
—S: Por último, algo que te gustaría destacar de la entrevista o de cualquier otra cosa. Una declaración de intenciones, por ejemplo. Un mensaje para los lectores de Slocum.
—L: Venid al teatro. Creo que a la gente joven le cuesta ir al teatro, y no es algo de ahora, sino de siempre. En obras como “Hongos” o “No más besos” descubrirían algo que les gustaría, empezarían a amar el teatro. Además el teatro no es caro, con “Atrápalo” y con otras plataformas el teatro se ha vuelto accesible para todos. De hecho, es más barato que comprarte unos pantalones vaqueros. Debemos cambiar esa idea y que les empiece a gustar a los jóvenes, no puede perderse. El teatro no tiene comparación, y no se puede sustituir por internet. Es una energía vivirlo cerca, vernos… El teatro no tiene precio.
Créditos fotografías: Carmela García
Ilustración: Kike García
La risa es la mejor medicina para el alma.
-LARA DIBILDOS-